¿Qué implica el acuerdo de Kigali para la región del CCG?


Pro May 5, 2020 Winter

¿Cuáles deberían ser las recomendaciones de los directores de hospitales, los profesionales de la salud y otros sectores de la región sobre el uso de refrigerantes en un futuro próximo?

El acuerdo alcanzado en Kigali en octubre de 2016 para enmendar el Protocolo de Montreal de manera que abarque también los HFC es un acuerdo histórico. ¿Pero qué hay del impacto de Kigali en los gerentes de ingeniería de los hospitales, la salud, la educación, la aviación y otros sectores de la región del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG)? ¿Cuáles son las implicaciones, si las hay, en la reparación o reemplazo del enfriador?

En este contexto, es pertinente señalar que en el caso de los HFC, estamos hablando de una reducción, no de una eliminación, de los refrigerantes. En otras palabras, a diferencia de los CFC y los HCFC, el acuerdo de Kigali no exige la eliminación de los HCF sino una reducción a un cierto nivel dentro de las próximas décadas.

Como explicaron los expertos, la reducción en la región del CCG comenzará en 2032 y representa el 10% de su valor de base, calculado como el consumo medio de HFC (2024-2026) + el 65% del valor de base de los HCFC (2009-2010). Esta reducción aumentará un 10% cada cinco años hasta que se alcance el nivel de referencia en 2047.

La primera etapa de la reglamentación consiste en reducir los HFC en las industrias de producción de espuma, automotriz y de refrigeración, que tienen la mayor cuota de mercado y, lo que es más preocupante, también tienen la mayor tasa de fugas.

Una transición a los refrigerantes de bajo peso molecular (GWP)

En resumen, ha llegado el momento de que todos los sectores de la región del CCG respondan al acuerdo de Kigali. Dicho esto, una decisión consciente en interés del medio ambiente sería aún más encomiable en esta región, ya que trata de acelerar su transformación en un mercado responsable. Además de la sensibilización, el gobierno también debe establecer un régimen de facilitación de la transición en lugar de actuar en el último momento, una vez que la situación es demasiado caótica.  La transición sistemática a los refrigerantes de bajo PCA (potencial de calentamiento atmosférico), que está en el centro de las aspiraciones de las Partes en el Protocolo de Montreal, entraña investigación y desarrollo, pero también pruebas rigurosas para la región del CCG, que se caracteriza por condiciones de funcionamiento más difíciles que en las regiones templadas y con mayor número de horas de uso.

El uso de los HFO (hidro-combustibles-alcenos)

Una solución que se está debatiendo ampliamente es el uso de HFO (hidrofluoro-olefinas), que se consideran posibles alternativas a la actual elección preferida de refrigerantes, incluido el ampliamente utilizado R-410A. Se habla de los HFO como el conjunto de refrigerantes que pueden saltar la transición del R-134A al R-410A. En otras palabras, se pide que se sustituya directamente el R-134A por los HFO, que supuestamente tienen un mejor rendimiento en condiciones de alto ambiente. Según se informa, algunos HFO no tienen potencial de agotamiento del ozono (PAO), un PCA de casi uno, y permiten que los refrigeradores tengan una mayor capacidad para dar una solución rentable mediante la reducción de los kilovatios por metro cuadrado. En otras palabras, marcan la casilla cuando se trata del costo total de propiedad. Sólo que existe la preocupación de que se clasifiquen como A2L, o de que sean ligeramente inflamables. La pregunta es sobre la seguridad - sobre cómo pueden ser aplicados en aplicaciones comerciales sin poner en peligro las vidas humanas.

Es la misma preocupación por la seguridad que hasta ahora ha impedido el uso popular del amoníaco, que se considera peligroso para el clima, o del propano, que se considera combustible, en los sistemas de aire acondicionado de la región. En el caso del amoníaco, se puede argumentar que se ha utilizado con éxito durante más de un decenio en la instalación de Ski Dubai en el Mall de los Emiratos, que se encuentra en un barrio residencial densamente poblado. Según se informa, la instalación sigue un protocolo de funcionamiento y mantenimiento rigurosamente vigilante, que ha impedido que se produzca ningún incidente relacionado con la salud. En resumen, la instalación es un estudio de caso sobre cómo puede utilizarse el amoníaco con seguridad, aunque en el circuito primario -el circuito secundario funciona con glicol líquido- y abre las posibilidades de que el tan mal llamado refrigerante se utilice en aplicaciones más variadas.